El estrés, la ansiedad y otras emociones son causantes de muchos problemas de salud y la gastritis es uno de ellos. La “gastritis nerviosa”, como se la conoce, es una de las dolencias digestivas más frecuentes y una de las de mayor consulta médica.
La enfermedad es una expresión de nuestro cuerpo al estilo de vida acelerado que llevamos en la actualidad, exacerbado por el abanico de emociones negativas
que la acompañan. Siempre es necesario una consulta médica oportuna para descartar otras causas de gastritis previo a considerarla como de causa “nerviosa”, como son el consumo frecuente de antiinflamatorios y otros medicamentos que afectan el estómago, el alcoholismo, el reflujo gastroesofágico, entre otras.
Otra forma de presentación en la que las emociones afectan a nuestro aparato digestivo es el síndrome de colon irritable, es decir un conjunto de síntomas funcionales del colon, caracterizados por dolor abdominal crónico y hábitos intestinales alterados, en ausencia de una enfermedad orgánica demostrable.
El síntoma más común es el dolor abdominal asociado a diarrea y/o estreñimiento. Otros síntomas incluyen hinchazón abdominal, flatulencias y eructos.
Algunos síntomas pueden indicar una patología más severa, por lo que ameritan una consulta médica. Entre ellos se encuentran los siguientes: cambio súbito en el ritmo de defecación en mayores de 50 años, presencia de síntomas nocturnos, presencia de sangre en las heces o pérdida de peso no intencionada.
Uno de los transmisores de información del sistema nervioso más ligado a las emociones es la serotonina. Se produce casi en un 90% en células del tracto gastrointestinal de los animales y el ser humano; interviene en el humor y la inhibición del enojo, el apetito, en la regulación de la temperatura corporal, el sueño y el vómito. Además, las situaciones de estrés aumentan la liberación de cortisol, que afecta tanto la digestión como la absorción de alimentos, aumenta la presión arterial y la glucemia, así como disminuye nuestras defensas y somos más propensos a infecciones.
Por lo tanto, todas nuestras emociones se acompañan con frecuencia de un alto grado de sensaciones a nivel del tubo digestivo, fundamentalmente en el estómago. En particular, los malestares desencadenados en el aparato digestivo tienen relación directa con los factores nerviosos y el estrés.
Afortunadamente, la medicina cada vez más reconoce la relación entre las emociones y los síntomas físicos, entendiendo a los pacientes como seres integrales, con una conexión entre los sistemas nervioso, inmunológico
y endocrino, entre otros, en donde se intrincan las emociones.
Los síntomas más frecuentes frente a situaciones emocionales son la acidez
y el dolor estomacal, pesadez, sensación de estar lleno, náuseas y vómitos, diarrea y flatulencias. Con el fin de reducirlos y actuar sobre las emociones es recomendable:
• Realizar ejercicio físico y mental diario, es decir practicar algún deporte y leer o realizar alguna actividad placentera para nuestra mente.
• Tener tiempo libre y de ocio de forma regular y compartirlo con seres queridos.
• Tomar al menos dos litros de agua diarios y mantener una alimentación saludable en base a frutas, verduras y fibra, disminuyendo el consumo de carnes y productos lácteos.
• Evitar el alcohol y también el tabaquismo.
• Realizar alguna disciplina espiritual como yoga, meditación o respiración contemplativa.
Es aconsejable también realizar terapia psicológica, mantener un descanso nocturno de 7-9 horas y evitar situaciones que causen ansiedad o nerviosismo.
Fuente: Hola Salud / Portal Salud