La gastroenterocolitis es una inflamación simultánea del estómago, el intestino delgado y el intestino grueso, generalmente causada por infecciones virales, bacterianas o parasitarias, aunque también puede derivarse de intoxicaciones alimentarias o enfermedades inflamatorias. Esta condición afecta al cuerpo de diversas maneras, impactando tanto el sistema digestivo como el estado general de salud.
El principal síntoma es la diarrea, acompañada frecuentemente de náuseas, vómitos, dolor abdominal y fiebre. La diarrea, que puede ser aguda o severa, provoca una pérdida significativa de líquidos y electrolitos como sodio, potasio y cloruro. Esto puede llevar a deshidratación, un estado que afecta el equilibrio del organismo y puede ser peligroso si no se trata, especialmente en niños y personas mayores.
La inflamación de la mucosa intestinal puede dificultar la absorción de nutrientes, lo que genera debilidad, fatiga y, en casos prolongados, pérdida de peso. En infecciones bacterianas más graves, pueden aparecer complicaciones como sangre en las heces, calambres intensos o incluso septicemia si la bacteria ingresa al torrente sanguíneo.
El tratamiento se centra en mantener una adecuada hidratación, ya sea con soluciones orales o, en casos graves, por vía intravenosa. En ciertas infecciones bacterianas, los antibióticos pueden ser necesarios, aunque su uso debe ser evaluado cuidadosamente para evitar resistencia.
La prevención incluye prácticas de higiene, como lavado de manos, manejo seguro de alimentos y consumo de agua potable. Estas medidas son esenciales para evitar la transmisión de los agentes causantes y proteger la salud digestiva.
