Bien dicen que el sistema digestivo es como el segundo sistema nervioso. Que allí se canalizan varias de nuestras emociones. Los nervios en el estómago son una clara señal de eso. Pero una patología también: la gastritis nerviosa.
La gastritis nerviosa, también conocida como gastritis emocional o gastritis por estrés, es una condición en la que el revestimiento del estómago se inflama debido a factores psicológicos, como el estrés, la ansiedad o la tensión emocional.
Aunque el estrés no causa directamente la gastritis, puede desencadenar o empeorar los síntomas en personas susceptibles.
Los síntomas de la gastritis nerviosa pueden incluir dolor abdominal, acidez estomacal, náuseas, vómitos, pérdida de apetito y sensación de plenitud después de comer.
El tratamiento de la gastritis nerviosa implica abordar tanto los síntomas físicos como los factores emocionales que contribuyen a la condición. En primer lugar, es importante identificar y gestionar el estrés y la ansiedad a través de técnicas de relajación, como la meditación, el yoga, la respiración profunda o la terapia cognitivo-conductual. Reducir las situaciones estresantes y encontrar formas saludables de manejar el estrés puede ayudar a prevenir los episodios de gastritis nerviosa.
Además, se pueden recomendar cambios en la dieta y el estilo de vida para ayudar a aliviar los síntomas y promover la curación del revestimiento del estómago. Esto puede incluir evitar alimentos irritantes, como comidas grasas, picantes o ácidas, así como reducir el consumo de alcohol y cafeína.
Comer comidas más pequeñas y frecuentes en lugar de grandes comidas puede ayudar a reducir la irritación del estómago. Además, algunos medicamentos, como los antiácidos o los inhibidores de la bomba de protones, pueden recetarse para reducir la producción de ácido estomacal y aliviar la acidez.