Lo que hasta hace unos años parecía solo cuestión de películas o novelas de ciencia ficción, ahora está volviéndose una realidad. Aunque por el momento solo es para determinadas personas de círculos muy adinerados, el turismo espacial ya está sucediendo. Y pese a que promete experiencias únicas fuera de la Tierra, también plantea interrogantes sobre sus efectos en la salud humana.
Viajar al espacio implica exponerse a condiciones extremas: microgravedad, radiación cósmica y cambios abruptos en presión y oxígeno. La microgravedad, por ejemplo, puede provocar pérdida de masa muscular y ósea en estancias prolongadas, además de afectar el equilibrio y la visión.
Por otro lado, la exposición a radiación fuera de la atmósfera terrestre incrementa el riesgo de daño celular y enfermedades como el cáncer.
Aunque los viajes turísticos actuales son breves, los efectos podrían ser más notorios si aumentan en duración o frecuencia.
También se han reportado molestias como náuseas, hinchazón facial y alteraciones en el sueño. Además, el estrés físico y emocional del despegue y el reingreso puede impactar el sistema cardiovascular.
Si bien las agencias privadas están tomando medidas para minimizar los riesgos, aún se necesita más investigación sobre los efectos a largo plazo.